El coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas -en el que 1 sería el valor de mayor desigualdad- fue de 0,430 para el cuarto trimestre de 2024.
La pauperización de las condiciones de vida en la era Milei no quedaron del todo reflejadas en las últimas estadísticas sobre pobreza difundidas esta semana. El Gobierno exhibió como un éxito una reducción estadística de la pobreza como consecuencia de la morigeración de la suba de precios registrada entre el pico inflacionario post devaluación en diciembre de 2023 y el último cuatrimestre del año pasado. Así y todo, amplios sectores de la población viven cada vez peor, con trabajos precarizados, endeudados para poder acceder a una canasta de alimentos y sin protecciones por parte de un Estado nacional ocupado en transferir recursos hacia los sectores más concentrados de la economía local.
De acuerdo al último informe sobre la Distribución del Ingreso publicado por el Indec, el coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas -donde 1 sería el valor de mayor desigualdad- fue de 0,430 para el cuarto trimestre de 2024, mientras que en el mismo trimestre de 2023 su valor había sido de 0,435, “lo que muestra una leve disminución de la desigualdad en la comparación interanual”, según el Indec. Así y todo, lo que nada cambió en prácticamente un año fue la brecha calculada entre los segmentos de la población de mayores ingresos y los de menores recursos. Los ricos reciben 13 veces más recursos que los sectores más vulnerables.
La pobreza en el país se mide a partir del costo de la canasta básica total, que a diciembre del año pasado se ubicaba en 1.024.435 pesos para una familia tipo integrada por dos adultos y dos menores de edad. Según el último informe del Indec, los primeros cinco deciles poblacionales – es decir el 50% de la población relevada en la Encuesta Permanente de Hogares – se ubicaban por debajo de la línea de la pobreza, según la discriminación de ingresos totales por hogares (908.992 pesos). Por su parte, el 60% de la población – medida por sus ingresos totales por hogar- apenas superaba el umbral de pobreza estipulado por el organismo oficial (1.073.934 pesos).
El informe sobre la distribución del ingreso en el país dio cuenta de la pauperización social a partir de registrar un incremento de puestos de trabajo precarios conjuntamente con una reducción de los puestos de trabajo amparados por la seguridad social. Hacia el último cuatrimestre del 2023, el 63,9% de los asalariados contaba con un recibo jubilatorio, mientras que el 34,3% se encontraba en la informalidad. Un año después, ese guarismo disminuyó al 63,5%. Es decir, 124.000 personas fueron desplazadas de un mercado formal de trabajo hacia otro caracterizado por una mayor precariedad.
El informe sobre la distribución del ingreso del Indec puede cruzarse con otros indicadores elaborados por el mismo organismo, como por ejemplo los vinculados al mundo del trabajo. Desde el tercer trimestre de 2023 al cuarto trimestre del año pasado la tasa de actividad aumentó en 0,6 puntos porcentuales, mientras que la tasa de empleo lo hizo en 0,2 puntos. Estos datos indicarían que las necesidades de inserción laboral serían superiores a la capacidad de generación de empleo de la economía.
Fuente: El Destape







