Resulta difícil para los escépticos entender que en algunas ocasiones los fenómenos paranormales puedan producirse. Algunos incrédulos a pesar de ser testigos de estos fenómenos, insisten en dar explicaciones razonables de estos hechos pero que dejan una larga estela de dudas y muchos interrogantes en el aire . Uno de los casos mas resonantes sucedió en un pequeño pueblo de España de nombre Ceuta, que de ser un pueblo tranquilo, de pronto en base a los sucesos que a continuación se describirá, sus tranquilas vidas cambiarían para siempre. Y este suceso en particular se ha dado en llamar EL EXPEDIENTE X DE ESPAÑA.
La historia comienza así: Eran las diez de la noche en el tanatorio municipal de Ceuta, las funcionarias de seguridad estaban iniciando el turno como siempre ese sábado nueve de noviembre del 2002. Encarni y Gema Sánchez Homs hacían doblete, por norma general sólo había un funcionario, pero ese día sin velatorios y con el colegio de acogida para niños inmigrantes cercano a la Ermita de San Antonio era mucho mejor la compañía. Hicieron las rondas y charlaron entre ellas. La noche pasaba sin problemas hasta que ambas mujeres se callaron bruscamente. Eran casi las tres de la madrugada del domingo diez. Acababan de escuchar un lamento o grito de mujer. Ambas se miraron mutuamente a los ojos, sorprendidas y asustadas. Se preguntaron que sería aquello y si realmente lo habían oído. La respuesta era “Sí”. El lamento se oía clara y contundentemente, rebotando en todo el edificio. La primera reacción de las funcionarias fue salir rápidamente a la calle creyendo que algo había pasado a alguna mujer. No había nadie. Hicieron un registro exterior y volvieron al recinto. Los lamentos venían del interior, de la zona de las escaleras que hay junto a su cuartillo, todo próximo a la puerta principal de la moderna construcción de apenas cinco años, dato que confirmó el encargado del Cementerio de Santa Catalina, Antonio Troyano Martínez. En sus más de dos años de servicio allí nunca les había sucedido nada igual.
Tras una larga espera sentadas en el sofá de su cuarto de control, Encarni y Gema decidieron llamar al 092, la policía municipal. Eran las tres y media pasada de la mañana. Hasta el tanatorio se personaron cuatro coches patrulla. Un efectivo muy grande para una simple llamada, aunque al parecer según nos confirmaron fuentes policiales posteriormente no tenían otra cosa que hacer y la llamada de las mujeres diciendo que oían a una tercera llorar les inquietó. Lo que no sabían ellos es que lo mejor estaban aún por descubrirlo, mejor dicho por escucharlo. Un coche patrulla con dos agentes (V. y V.) quedaron en la puerta, ninguno quiso entrar. Los otros seis agentes si lo hicieron, encontrándose con un fenómeno acústico procedente de algún lugar indeterminado del tanatorio. Para alguno de los agentes, como D.J. “era algo que no era animal ni humano…inexplicable”. Y lo dice después de que esa noche revisaran todo el tanatorio sin descubrir quiénes o qué producían aquellos lamentos y golpes secos que se fueron oyendo después . En la excitación del momento y en un intento de mantener la calma, los agentes optaron por preguntar a los vecinos cercanos. Así llamaron al vigilante de la empresa colindante al tanatorio (petrolífera D.U.C.A.R) a ver si el vigilante (J.M) había oído algo o visto desde su puesto de servicio, o si el perro que esté tiene durante su servicio podría haber producido ese tipo de sonido. No era así. Pero al llegar el vigilante al tanatorio se sumó a los testigos presenciales de aquellas acústicas imposibles, siendo ya un total de nueve personas las que pueden dar fe del fenómeno, ese mismo día. Después de estar los nueve quietos en la sala principal intentando determinar la procedencia del sonido sin resultado positivo, algunos agentes subieron a la parte superior de donde daba la sensación de venir. Sin embargo mientras los testigos de la planta inferior seguían oyendo ruidos lastimeros y raps, los agentes en el piso de arriba dejaron de escucharlos para luego oírlos provenir de abajo, ¿qué tipo de sonido era capaz de tal efecto?
Viendo que no avanzaban ni descubrían lo que estaba sucediendo en el tanatorio se marcharon a la comisaría a rellenar el parte oficial de la salida. . Las funcionarias quedaron en compañía del vigilante de la DUCAR que no quería ni dejarlas solas ni quedarse solo él. Como el lamento y los golpes no cesaron llamaron de nuevo a los policías. Estos volvieron a concurrir por segunda vez en la calle San Amaro S/N, pero a su llegada los ruidos cesaron. Ese mismo lunes día 11 la noticia estaba en la prensa local y pocas horas después los titulares irónicos de “voces de ultratumba” no hacían más que iniciar una guerra de incredulidad que ha persistido hasta la fecha. Y en la que los rumores de que las funcionarias andaban buscando bajas psicológicas o que había motivos políticos de por medio no explicaban en si lo verdaderamente importante, ¿qué sucedió esa madrugada en el tanatorio de Ceuta?.