Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Nació en Buenos Aires, un 24 de agosto de 1899 y falleció en Ginebra, el 14 de junio de 1986, fue un escritor, poeta, ensayista y traductor argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en habla hispana como para la literatura universal. Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en los años cuarenta, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes como Los Sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y las mitologías europeas; sus argumentos exploran ideas filosóficas relacionadas, por ejemplo, con la memoria, la eternidad, la posmodernidad y la metaficción. La Obra de Borges ha contribuido ampliamente a la literatura filosófica, al género fantástico y al posestructuralismo, e influyó profundamente en el realismo mágico de la literatura latinoamericano durante el siglo XX.
Pero tan legendaria como famosas, más allá de sus obras, fueron también sus acciones cotidianas, en su vida, en el día a día, en sus actividades y relaciones sociales, donde surgieron anécdotas imperdibles que a través de este medio lo compartimos con usted para conocer al ser humano, al amigo, al profesor, al ciudadano, de este particular personaje.
Anécdotas de Jorge Luis Borges
1- Un joven se ofrece a ayudarlo a cruzar la Avenida 9 de Julio. Mientras lo ayuda, el joven le dice “disculpe maestro, pero tengo que decírselo… soy peronista”, a lo que Borges respondió con una leve sonrisa: “¡No se preocupe! Yo también soy ciego”.
2- En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo: «¿En su país todavía hay caníbales?» «Ya no -contestó el escritor- , nos los comimos a todos.»
3- Propuesta. Cuenta Héctor Yanover que durante una reunión de la SADE sobre la situación de la literatura argentina, Córdoba Iturburu, que la presidía, inquirió a los gritos: «¿Y qué vamos a hacer por nuestros jóvenes poetas?» Desde el fondo llegó otro grito, era Borges: «¡Disuadirlos!»
4- Newton. En la pausa de un acto cultural, el novelista Oscar Hermes Villordo acompañó a Borges al baño, situado en un primer piso al que se llegaba por una empinada escalera de madera. Cuando volvían, Villordo notó que Borges descendía los escalones demasiado rápido y, temiendo lo peor, le preguntó: «¿No deberíamos ir más despacio?» «Pero no soy yo -aclaró Borge-, es Newton.»
5- Mala junta. Borges charla con Antonio Carrizo, en un bar. Por la radio del local se anuncia un tango con letra de León Benarós, amigo de Borges. El locutor propone escucharlo y el escritor acepta. Cuando el tango termina, Carrizo le pregunta qué le pareció. Borges mueve la cabeza y dictamina, muy preocupado: «Esto le pasa a Benarós por juntarse con peronistas».
6- Libros valiosos. Borges y Bioy Casares firmaban ejemplares en una librería. El trámite se torna interminable. De pronto, Borges le susurra algo al oído a Bioy. El periodista Norberto Firpo alcanza a escucharlo: «¿Te imaginás, Adolfito, cuánto va llegar a costar un libro nuestro que no esté firmado?»
7- Borges conjetural . El poeta Eduardo González Lanuza, uno de los introductores del ultraísmo en la Argentina y gran amigo de Borges, descubre a éste en Florida y Corrientes, solo, con su bastón, esperando para poder cruzar. Lo toca y le dice: «Borges, soy González Lanuza». El vuelve la cabeza y, después de unos segundos, contesta: «Es probable».
8- En ese temperamento, el escritor no rehuía incluso el tener que vérselas con temas difíciles : en plena Guerra de las Malvinas, opinó que «la Argentina e Inglaterra parecen dos pelados peleándose por un peine» y que «las islas habría que regalárselas a Bolivia para que tenga salida al mar».
9- “Una mañana de octubre de 1967, Borges está al frente de su clase de literatura inglesa de la facultad. Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un homenaje. Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar. Clima tenso. El estudiante insiste: “Tiene que ser ahora y usted se va”. Borges no se resigna y grita: “No me voy nada. Y si usted es tan guapo, venga a sacarme del escritorio”. El estudiante amenaza con cortar la luz. “He tomado la precaución –retruca Borges- de ser ciego esperando este momento”.
10- Borges y su traductor al inglés, Norman Thomas di Giovanni, que además de traducirlo lo acompañaba a todas partes”, recuerda Valenzuela. “Di Giovanni cuenta que habían establecido con Borges una frase clave para usar cuando estaban en los cafés rodeados de gente. Borges preguntaba ‘¿Cómo estará el tiempo afuera?’ y al rato Di Giovanni lo acompañaba al baño. Borges le hacía leer los graffitis de las puertas y paredes. Una vez, le leyó un versito que le gustó mucho: ‘La mierda no es pintura / y el dedo no es pincel / no seas una basura / límpiate con papel’. A Borges le gustó tanto que le pidió que lo escribiera para no olvidarlo. Al poco tiempo viajan a Oxford, están en un bar rodeados de gente y Borges dice en inglés la consabida frase. Di Giovanni lo acompaña al baño y Borges le pide que le lea los escritos de la puerta. Di Giovani le recuerda que estaban en Inglaterra y que en las paredes y en las puertas no decía nada. Entonces Borges le pide que saque una lapicera y le dicta el versito que tanto le había gustado en Buenos Aires. Cuando Di Giovanni le dice que terminó de escribirlo, Borges exclama: “Esto sí que es un verdadero intercambio cultural».