La Plaza del Popolo fue el epicentro de una concentración de argentinos exiliados en Italia y miembros de organizaciones de Derechos Humanos en ese país, que se juntaron para advertir sobre los efectos que podría tener la llegada del nuevo gobierno en el avance de los juicios y el resto de las políticas públicas en la materia.
Desde Roma
En el Día Internacional de los Derechos Humanos y cuando se celebran los 40 años de democracia en Argentina, el “Grupo de argentinos en Italia por la Memoria, Verdad y Justicia” junto a organizaciones feministas y de personas que luchan por el aborto legal organizaron una manifestación en la célebre Piazza del Popolo de Roma, enfatizando la importancia de la lucha por los derechos humanos que ha llevado adelante el país y, manifestando su desconcierto y su temor por lo que podría realizar en este ámbito el flamante presidente argentino, Javier Milei.
Jorge Ceriani, del grupo organizador del evento, contó a Página/12 que su organización, siempre en contacto con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, se dedica a sostener la política sobre derechos humanos que ha llevado a cabo Argentina. “Una política muy de avanzada, que ha sentado precedentes en el comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas”, precisó. “Ahora estamos muy preocupados por el nuevo gobierno que está asumiendo hoy dado que durante su campaña electoral intentó retrotraer Argentina al período anterior, poniendo en cuestión el proceder de la dictadura, de la represión, el número de muertos y el rol de esta gente que defendía la Argentina”, añadió.
Ceriani, como varios de los miembros del Grupo por la Memoria, Verdad y Justicia, vive en Italia desde 1978. Escapó de la Argentina luego de haber recibido amenazas de muerte de la organización paramilitar Triple A y luego de haber perdido el trabajo, tanto él como su esposa.
Pero sin duda la presencia más valorada en Piazza del Popolo fue la del ex cónsul italiano en Argentina, Enrico Calamai, que durante la dictadura militar y gracias a sus esfuerzos salvó de secuestros y torturas a más de 300 personas enviadas fuera del país. Algunos lo llaman por eso “el Schindler de Buenos Aires”, en alusión al empresario alemán Oskar Schindler que usando el pretexto de que los necesitaba como obreros en su fábrica de objetos metálicos de Cracovia (Polonia), salvó la vida a más de 1.000 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
“Es un momento muy triste para Argentina —comentó Calamai a este diario—. Se está perfilando una situación de gran tensión, que no sé cómo puede ser resuelta políticamente. Mi esperanza es que no se traduzca en violencia represiva o en levantamientos populares”. Y en su discurso ante los manifestantes en Piazza del Popolo, añadió que tenía mucho miedo por lo que se pudiera desencadenar en el país. “Espero que la resistencia continúe pero de una manera no violenta, que la gente piense sobre las posibilidades reales que la Argentina ha conquistado durante años y a las que no debe renunciar”.
También se refirió al nuevo gobierno y subrayó que está marcado por “un negacionismo sistemático que quiere aplastar la memoria de lo que pasó, para poder llevar adelante los objetivos de la dictadura”, objetivos socio-económicos “de un mundo en el que ya no hay verdad ni justicia”. Y recordó además que Milei “es parte de un problema mundial” del que forman parte también Donald Trump, Jair Bolsonaro, Giorgia Meloni y lo fue también Silvio Berlusconi, y donde “hay una brecha importante entre el pueblo y los políticos que se apropian del poder” en cada país.
Fuente: Pagina 12 – Video C5N