En la reunión con cerca de 20 mandatarios, puso como eje la aprobación de sus “contrarreformas”. Sus socios pero también los peronistas con peluca le dieron el ok, aunque negociarán la letra chica. Cuatro gobernadores peronistas no estuvieron. ¿Pero rechazan la reforma?
Como es conocido, el presidente Milei y su gabinete se reunieron con 20 gobernadores. Uno de los objetivos es consensuar los proyectos de reformas laboral, fiscal, y el Presupuesto 2026 antes de enviarlo al Congreso el 15 de diciembre.
Milei les planteó la necesidad del Gobierno de sancionar 4 leyes fundamentales para el plan libertario: “Reforma Fiscal e Impositiva, Reforma y Modernización Laboral, Reforma del Código Penal y el Presupuesto 2026”.
La reforma laboral del gobierno está basada en dos pilares hoy: el proyecto presentado por Romina Diez y un borrador que se discute día a día en el “Consejo de Mayo”. La Izquierda Diario lo analizó en estos días, mostrando que es más esclavista aún que las anteriores medidas de Milei. Banco de horas donde te organizan la jornada laboral con absoluta libertad según los negocios empresarios, la jornada legal de 8 horas recibe un nuevo golpe, hay más atributos a los gerentes para hacerte renunciar a derechos o modificarte las condiciones, incluso trae un nuevo ataque al derecho de huelga, las indemnizaciones y las vacaciones.
En la reunión, el presidente dijo que “su objetivo es modernizar un sistema laboral anacrónico”. Además aseguró que hay “consenso absoluto” para avanzar en esas reformas.
El dato que hay que resaltar es que en la reunión participaron varios gobernadores del PJ, muchos que llegaron como parte del Frente de Todos, Unión por la Patria o en alianzas con el PJ nacional. Estamos hablando Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta) y otros como Llaryola, Passalacqua y Sergio Ziliotto.
Ninguno se ocupó de señalar alguna diferencia con la afirmación del “consenso contrarreformista”. Todo lo contrario. Festejaron los “nuevos consensos”.
No es que uno podía esperar una “resistencia popular” de parte de semejantes personajes. Pero es un alerta: el triunfo de Milei aumentó el grado de colaboracionismo de distintos sectores del PJ. La CGT ya está en el Consejo de Mayo y está complicada para salir a aplaudir los anuncios oficiales, pero mientras tanto deja correr la negociación entre LLA y “los que tienen los votos”.
Todo confirma que no hay ninguna chance de resistir la reforma dentro del Congreso. A lo sumo será una tribuna de la izquierda y quienes se opongan seriamente, para empujar la movilización popular.
Algunos quieren depositar “esperanzas” en los que no estuvieron, aunque lo cierto es que no fueron invitados. Los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gildo Insfran (Formosa).
¿Se puede confiar en ellos? No. Quintela reforzó un sistema de trabajo precario en su provincia donde muchas empresas reciben beneficios y precarizan a los trabajadores y trabajadoras, como en el sector textil. En los últimos años enfrentó una rebelión docente autoconvocada, por los salarios y contra el ataque a sus condiciones. Les descontó ilegalmente los días de huelga y cuando fueron a reclamarle les gritó: “Vayan a trabajar, vagos de mierda”. Insfrán no es ningún defensor de los derechos laborales y su último gesto hacia el gobierno fue peor que la reunión de ayer: un desfile con Victoria Villaruel junto al Ejército. Melella es un aliado de las grandes empresas del polo electrónico fueguino (Mirgor, NewSan, BGH) que precarizan y ganan fortunas, y él mismo viene atacando los salarios estatales y quiere atacar sus estatutos. ¿Axel? Axel se cuida un poco más, pero viene de enfrentar paros docentes por salario al que les descontó la huelga, no hace nada contra los ataques flexibilizadores de Siderar, Georgalos, Secco y muchas empresas en conflicto. Además es el socio de la CGT que sigue dirigida por los que pactaron las reformas menemistas.
Está claro. Se vienen semanas de transa y peluqueadas. ¿Alguna valija? Por eso solo se puede confiar en la organización desde abajo y en las calles. Como plantea la izquierda, hay que rechazar la reforma esclavista, coordinar a todos y todas los que quieren resistir hasta imponerle un plan de lucha a los sindicatos y centrales sindicales.
No hay otro camino.
Fuente. Diario La Izquierda







