Junto a trabajadores de la unidad turística, rechazan que se abandone el proceso de restauración y la política de turismo social, y que el gobierno avance con su venta o concesión.
Frente a la incertidumbre por el futuro de los hoteles de Chapadmalal y de Embalse, sobre todo luego de la declaración de innecesariedad por parte del gobierno nacional para avanzar con su venta o concesión, vecinos y trabajadores de la unidad turística de la zona sur protagonizaron este sábado un abrazo simbólico para exponer el rechazo al abandono de las políticas de turismo social, con todo lo que eso implica en materia social, cultural y laboral.
Fue a principios de abril cuando la Secretaría de Ambiente, Turismo y Deportes que conduce Daniel Scioli se presentó ante la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) para cederle la jurisdicción de los hoteles como paso previo a su venta o concesión, lo cual terminó por encender las alarmas que incluso se habían prendido durante la campaña electoral.
¿Qué quiere decir que pasen a la AABE? Principalmente que ese organismo es el que podrá disponer del futuro de los hoteles, si siguen o no bajo tutela estatal, de manera similar a lo que decidió recientemente con más de 300 inmuebles de todo el país -entre ellos un terreno de Jujuy casi la costa– que serán subastados.
Todo, detrás del objetivo de seguir reduciendo el gasto público en pos de mantener un equilibrio fiscal para dar estabilidad a los mercados, a costa de condiciones de vida y liquidación del Estado.
Es en ese marco y tal como sucedió en 2019 ante la utilización de los hoteles de Chapadmalal para alojamiento de gendarmes, que la comunidad de la zona se movilizó este sábado para rechazar un nuevo intento estatal de abandonar las políticas de turismo social.
Además de trabajadores, personas autoconvocadas e integrantes de asambleas vecinales, también hubo representantes sindicales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y de la Unión Del Personal Civil de la Nación (UPCN), junto a concejales, legisladores bonaerenses -como el exintendente Gustavo Pulti– y referentes de organismos de derechos humanos como Irene Molinari, de Madres de Plaza de Mayo Mar del Plata.

Es que, además de lo que representa desde la década del ’40 -con idas y vueltas que derivaron en el estado actual de los hoteles- para quienes pudieron tomarse vacaciones o conocer el mar, también está en juego el futuro de unos 150 trabajadores entre las dos unidades turísticas, a los que se suman los que habitualmente son contratados para servicios de hotelería.
También, la incertidumbre surge entre las áreas que no son exclusivamente hoteles -como el polideportivo- o instituciones que también funcionan en esa jurisdicción como el CAPS municipal de Chapadmalal o bien el Museo Eva Perón, cuyos bienes quedarían a resguardo del gobierno provincial, quien ya avisó que buscará alternativas a la privatización.
En ese sentido, durante el abrazo simbólico una de las trabajadoras del museo, Cintia, dialogó con Qué digital y se refirió a los múltiples impactos del cierre del complejo, no solo en lo laboral, sino también en otros aspectos fundamentales para la comunidad del sur. Al respecto, la trabajadora que se desempeña en el Museo Eva Perón explicó que los servicios del complejo, más allá de ser gestionado por el Estado, son tercerizados desde la década del 60′ y por eso los puestos laborales en peligro no solo son aquellos que dependen del gobierno sino muchos más.

“El problema es que cuando los hoteles se cierran no hay otras fuentes de trabajo. Estamos a 35 kilómetros de Mar del Plata y a 16 de Miramar y la única fuente de trabajo grande son los hoteles; la gente del barrio depende de este complejo y también tenemos el centro de salud y la escuela con orientación en gastronomía, además de otros cursos. Entonces, no solo es el turismo social, sino también trabajo, salud y educación, todo se ve afectado”, expuso.
Al respecto, la trabajadora también se refirió a los despidos y aseguró que en el último tiempo hubo desvinculaciones, por ejemplo el más reciente de una mujer con 20 años de trayectoria en el complejo. “Siempre peligran nuestros puestos de trabajo”, lamentó e hizo foco en el impacto de la derogación que impuso el decreto 216/25 a los artículos 39 y 40 de la Ley Nacional de Turismo que establecían el marco para la instrumentación del turismo social.
Entonces, explicó Cintia, al dejarse sin efecto esa normativa, deja de tener sentido el turismo social y por ende los hoteles de Chapadmalal y Embalse tal y como funcionan en la actualidad. “Por eso estamos en alerta y movilizados y además porque no solo tenemos nuestro trabajo acá sino también nuestras viviendas. Hay dos edificios de viviendas para los empleados y muchos vivimos en esos lugares, pagamos nuestros servicios y los tenemos a cargo y eso de alguna forma compensa los sueldos bajos”, reparó.
A todo esto, en la declaración de innecesariedad otra de las certezas del gobierno nacional en torno al futuro de la Unidad Turística pasa por la Residencia Presidencial de Chapadmalal, la cual seguirá estando bajo jurisdicción de la Secretaría de Ambiente, Turismo y Deportes: el resto del complejo, en tanto, quedará a merced de lo que decida la AABE pero sujeta a las obligaciones que impone su carácter de “Monumento Histórico Nacional”, según el decreto 784/2013.

Fuente: QD